Adictos

20 de julio de 2012

There is a light and it never goes out!

El primer sistema educativo a nivel preparatoria del que tuve conocimiento fue de los Centros de Educación Artística (CEDART) del INBA. Sabía que era una escuela donde, además de las materias normales de cualquier prepa, se impartían clases de las distintas áreas artísticas.
-¿Bachillerato de arte?- Pensé -¡Esa será mi escuela!
Y es que desde que tengo razón, el arte ha marcado de manera relevante todo de mí; mi vida, mi alma, mis pensamientos y sobre todo mis aspiraciones. Así que cuando tuve edad para ser aspirante a alumna del CEDART no lo pensé ni un segundo más: conseguí mi pre-registro y luego fui a entregar papeles para poder hacer el examen de admisión.
Sin embargo, el destino me odió un rato y decidió que las cosas no iban a ser tan sencillas como siempre había imaginado.
Ese año yo cumplía quince primaveras y aquí en México es tradición festejar en grande ese cumpleaños. Usualmente se hace una fiesta enorme donde la quinceañera es presentada como toda una señorita, con un vestido de princesa y bailando un vals con sus chambelanes. A mi me agrada ir a esas fiestas (Y eso que son todas un enorme cliché) más ser yo el centro de atención de un evento así no me agradaba para nada. Así, pues no tuve fiesta, pero como si quería festejar mis quince años decidí que lo haría con un viaje a Europa. Mis papás estuvieron de acuerdo y yo estaba feliz de la vida.
Bueno, como ya dije, no pude estar feliz por mucho tiempo y es que ese viaje que parecía un sueño hecho realidad truncó mi otro sueño: Entrar a Bellas Artes. Sucede que una parte importante del proceso de selección coincidía con la semana en la que me iría a Europa y claro, si no me presentaba al proceso obviamente no entraría a la escuela.
Mis papás y yo buscamos alternativas; pensamos en posponer el viaje, cosa que no hicimos ya que, pensándolo bien, no nos convenía en ningún sentido. Podíamos cancelarlo, algo que de ninguna manera hicimos porque no nos devolverían en dinero invertido y bueno, no es como que mis papás anden gastando en viajes al viejo continente cada fin de semana.
La única alternativa que me quedó a mi fue llorar hasta que mis ojos no pudieron más... y entrar al Centro de Estudios de Bachillerato, una escuela buena, pero nada comparado con lo que yo quería.
Estuve un año ahí, fue duro al principio; todo el tiempo pensaba en que yo era la única desafortunada de mis amigos que entraba a una escuela que no quería. Claro que luego de muchas lágrimas me acostumbré y hasta me empezó a gustar la institución, en buena parte gracias a la gente bonita que conocí ahí.
Total que volví a hacer el examen éste año. Estudié más y mejor que el año pasado y logré pasar la primera etapa de conocimientos generales.
Lo que siguió fue todo un desgaste físico y emocional. Todos me decían "¿Ya pasaste el primer examen? ¡Ya estás dentro! Lo que sigue es pan comido" y todos fueron unos mentirosos. Si, es cierto que ya tienes un pie adentro, pero también hay que tomar en cuenta que todavía no son los resultados finales y que aún van a sacar a más gente. Si no le echaba ganas, yo sería parte de la minoría que no ingresaría a la escuela.
Tuve que ir una semana, todos los días a tomar clases de teatro, danza, música y artes plásticas para que los maestros evaluaran mi desempeño. Yo me esforzaba de manera inhumana y, aún así salía de todas las clases con la sensación de que pude haberlo hecho mejor. Eso sumado al estrés que tuve que aguantar y que al final me hizo llorar.
Y bueno, ayer supe mis resultados... esperé tanto para decir esto que ahora no sé como decirlo: ¡Adsjhsadjkjajhawjsg! ¡ESTOY DENTRO!
Estoy excesivamente feliz -aunque mi cabecita de mente enferma me hace sentir raro por tener que repetir un año- creo que es lo más bonito que he sentido hasta ahora.
¿Qué aprendí de esta experiencia? Que soy una obsesiva que nunca se rinde y que el destino no nos puede odiar toda la vida, siempre nos da segundas, terceras o millones de oportunidades que hay que aprovechar, ¡Ah! Y que éste es sólo el inicio del camino, así que me iré preparando para todo lo que venga.