Adictos

10 de enero de 2012

In the most ridiculous way!

Tenso y apasionado además de incómodo era aquél momento; Eli se vio firmemente aprisionada entre los brazos de ese tipo que desde hace no mucho repudiaba de sobre manera. Gael Galicia era su nombre y poco sensatas sus intenciones.
La corta pero enredada historia que Eli tenía con ese hombre no era la razón por la cual ella lo odiaba, el hecho de que la historia fuera romántica tampoco, que el audaz señor Galicia derrochara su lado más estúpido aún encaminada la historia sí.
"Mira que acostarse con su amiga por quien "sólo desarrolló sentimientos fraternales" es una desfachatez" Se decía a si misma Eli mientras observaba el rostro de Gael acercándose cada vez más. Pensaba lo peor de él, lo maldecía, declaraba para sus adentros lo horrible que era ese tipo y lo poco que se merecía que lo reconocieran como un humano. Sin embargo seguía ahí, inmóvil, con los ojos llorosos y la cabeza levantada de tal forma que él pudiera fácilmente encontrar sus labios con los suyos. 


-¡Te odio!- Le gritó Eli antes de que perdiera la cordura y cediera ante sus ojos negros.
-Si, Eleanor me odias en la manera más ridícula.- Respondió él cinicamente- Así que tú...
Ella sabía la respuesta tan bien como Gael, más pronunciarla no era tan fácil. Reflexionó, se armó de valor y lo soltó de pronto.
-Te amo

La declaración estuvo bien, cínica y serena, casi tanto como para molestar a Gael, al menos hasta que una lágrima rodó por la mejilla de Eli. Así pues, dejó Gael a un lado su actitud arrogante para entonces caer finalmente rendido ante ella.

-Bueno, Mylady- Comenzó- yo no soy tan ridículo como usted, por eso debo confesarle ahora mismo que la amo aún más de lo que usted a mí y que la llegaré a amar mucho más de lo que ahora puedo asimilar.

Eli se quedó sin habla, se llenó de ideas contrarias que la confundieron de repente y no supo que hacer o que decir, sólo atinó a hacerle caso a la voz de su orgullo y, aprovechando la momentánea debilidad de Gael, salió fugazmente de la sala con las lágrimas fluyendo cada vez con más frecuencia. Probablemente en circunstancias donde se sintiera menos vulnerable lograría escuchar explicaciones, entender, perdonar y tal vez hasta olvidar...


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